¿Cuál es la mejor faja masculina moldeadora?
¡Hola!
¿Te ha pasado el querer comenzar una dieta y por una razón u otra, abandonarla? ¿O quizás empezaste un proyecto en la casa que quedó a la mitad porque perdiste interés?
Te cuento que eso es algo que en algún momento de la vida ¡nos pasa a todos!
Los expertos coinciden en que hay varias razones por las cuales nos cuesta seguir los proyectos en los que nos embarcamos, sin embargo, diferentes estudios nos han dado un rayito de esperanza al confirmar que hay cosas que sí podemos hacer para mantener nuestra motivación
Recientemente leí un libro en el cual se mencionaban varios factores que podían ayudarnos a mantenernos en pie con nuestras resoluciones y uno de ellos era el conseguirse un compañero de acción. Inmediatamente, ¡todo cobró sentido! Recordé que muchas de las veces en las cuales he podido continuar con mis proyectos, es porque ha habido alguien a mi lado que conocía de mis metas y me animaba a conseguirlas. Muchas veces, ese alguien era mi esposo, Héctor
Héctor y yo estamos casados hace 28 años, así que se podrán imaginar ¡cuántas cosas hemos pasado juntos! Héctor estuvo a mi lado en cada proyecto que comencé en la casa, en cada dieta que decidí hacer, y por supuesto, al inicio de esta gran aventura llamada Forma Tu Cuerpo. A pesar de que el inicio de un emprendimiento nunca es fácil, y de que yo siempre fui muy dedicada a lo que amo, siempre que empezaba a dudar en algo, Héctor me apoyaba y motivaba a seguir adelante.
Como todo emprendimiento, Forma Tu Cuerpo empezó con algunos productos y luego comenzamos a expandirnos. Todo el que me conoce sabe que amo lo que hago, y sé de experiencia propia todos los beneficios que el usar faja trae a nuestras vidas. Siempre he sido la primera en probar todos los productos que hemos tenido en este emprendimiento, y es gracias a eso que te puedo recomendar qué es lo ideal para ti.
Sin embargo, un día me di cuenta… que hasta ahora ¡no había probado los productos de la línea de hombre!
Esta realización me dejó anonadada por unos minutos. ¿Cómo podía contarles a otros de las ventajas de este tipo de productos si nunca había probado sus efectos? Es ahí que miré a mi lado, y ¿adivinen quién estaba?
¡Héctor!, por supuesto. Recuerdo que en ese momento lo miré, le sonreí con picardía y él se dio cuenta que algo estaba tramando. Como les conté anteriormente, mi esposo siempre me ha apoyado en mis proyectos, pero esto era algo diferente…
¡Amor, usar faja no es de hombre!
¡Pero amor, ninguno de mis amigos usa faja!
¡A mí me gusta mi pancita tal cual está!
Fueron algunas de las excusas que me decía, mientras se debatía internamente entre su deseo de ayudarme y su deseo de seguir cumpliendo con los estereotipos con los que se había criado y que la sociedad le había impuesto. Finalmente, (y para mi beneficio) ganó el primero.
La aventura comenzó con un desafío que nos impusimos como pareja: Héctor usaría una faja de la línea masculina por dos semanas, analizaría sus ventajas y desventajas y tenía la potestad de decidir si continuar usándola o no.
¿Cuá fue el desafío con nuestras fajas masculinas?
El desafío comenzó con la elección del tipo de faja que Héctor quería probar. Luego de probarse varias, la ganadora fue la camiseta masculina, que se adaptaba más a su estilo.
El lunes comenzó el reto. Luego de su rutina de cada mañana, y antes de ponerse su camisa para trabajar, Héctor se puso su faja por primera vez, con mis instrucciones. Se puso la camisa, y corrió a mirarse al espejo de cuerpo entero que tenemos en la sala. Curiosa, fui detrás de él, e intenté contener la sonrisa cuando lo vi girando de un lado a otro, mirándose al espejo y sonriendo. “Amor, ¡mira! Me veo bien ¿no? ¡Estos pantalones y esta camisa hacía tiempo que no se me veían así!” dijo, aún con la sonrisa plasmada en su rostro.
Faja masculina 1 – 0 Estereotipos
La siguiente experiencia, que confirmó otro de los beneficios del uso de fajas en los hombres, sucedió durante una de las cenas que tuvimos esa semana. Fuimos a uno de los restaurantes de hamburguesas favoritos de uno de mis hijos, y había llegado la hora de pedir. Ya todos nos habíamos decidido por nuestras ordenes, pero Héctor demoro un poco más de lo acostumbrado. Él tenía su plato preferido, una hamburguesa doble con tocineta y papas fritas.
“Deme una hamburguesa sin pan, y con ensalada de acompañamiento por favor” concluyó, y el mesero se fue por nuestra orden mientras mis hijos y yo lo mirábamos un poco asombrados. Esta experiencia comprobó otro de los beneficios del uso de fajas, el control de peso. “Quiero cuidarme más” dijo Héctor sonriendo luego de notar nuestras miradas.
La segunda semana comenzó con otra observación de parte de mi marido.
“¿Sabes que noto?” me preguntó, mientras alejaba la vista de la pantalla de su computador en la cual estaba trabajando, “estoy mejorando mi postura”, me dijo, mientras volvía a darse la vuelta.
Yo había estado tomando apuntes mentales de las diferencias que había visto en Héctor durante el desafío y concordé con él. Desde que usaba faja, su postura ante el computador había cambiado, se sentaba más derecho y se mantenía así por más tiempo.
Faja masculina 3 – 0 estereotipos
La segunda semana estaba llegando a su fin, y se acercaba el momento de que Héctor decidiera si quería continuar usando faja o no. La respuesta llegó ese sábado luego de que volviéramos de una de nuestras caminatas diarias por el barrio.
“¡Rocío!” lo escuché gritar desde el otro cuarto, y cuando llegué adonde él estaba, lo encontré con un metro en la mano y una gran sonrisa. “Anota esto: ¡reduje 2 centímetros de cintura!”
¿Cuáles fueron los resultados con nuestra faja para hombre?
El desafío terminó aquel domingo, pero la experiencia nos dejó varias lecciones. Una de ellas era que, si nos apoyábamos mutuamente, las metas se cumplían más fácilmente y podíamos continuar trabajando en nuestros proyectos sin perder la motivación. Otra, fue que el uso de las fajas de la línea masculina concordaba con los beneficios que los expertos le atribuían; ayudan a mantener la postura, a reducir el contorno e incluso pueden ayudar a controlar un poco nuestra alimentación. Y esto te lo digo por experiencia propia. Bueno, en realidad gracias a la experiencia de Héctor, mi compañero de proyectos.
Te cuento que ese lunes, luego de las dos semanas, lo escuche a Héctor llamar a mi padre y decirle: “Suegro, ¿ya probó las fajas de hombre de Forma tu Cuerpo?, ¡son buenísimas! Estoy usando una en estos momentos”. Volví a sonreír.
¡Hasta la próxima!
Con cariño,
Rocío ❤
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